La
revista Gaceta en la Feria del Libro en Valledupar
En la Plaza Alfonso
López, de Valledupar, hay un palo de mango que se fue haciendo viejo al son de
los 36 festivales vallenatos celebrados allí. Es tan emblemático que le han
compuesto canciones y le han dado serenatas, y ahora que el Festival se realiza
en otro punto de la ciudad, le da sombra a la Feria del Libro, la Felva, que
este año celebró su segunda versión, al lado además de un tablado con parlantes
que por cuatro días amplificaron las canciones del recién fallecido Ómar Geles.
La revista Gaceta llegó
hasta allí, a su primera feria regional del libro, con el primer número de esta
tercera etapa, un monográfico sobre la selva hecho a propósito de los cien años
de La vorágine. Bajo el palo de mango y al lado de los parlantes, la recibió
una veintena de expositores que del 6 al 9 de junio les ofrecieron a los
caminantes libros de cuentos, novelas costumbristas, poesía, periodismo,
estudios académicos sobre el Caribe y, cómo no, textos sobre vallenato.
Esa esencia musical de
la Felva va más allá de los acordeones que suenan de fondo. Está en los libros
que allí se lanzan, se leen en voz alta y se ponen a la venta, como pasó este
año con “Las triquiñuelas de Zuleta", sobre la vida del cantante Poncho
Zuleta, del escritor Julio Oñate, y “Si el parrandero supiera de cifras",
un estudio sobre 1.117 álbumes de vallenato lanzados entre 1961 y 2019 que
realizó por una década el ingeniero Fabián Dangond.
Y cuando falta música,
se la echa de menos, como hizo aquel conferencista que al hablar del libro
póstumo de Gabriel García Márquez, “En agosto nos vemos", se quejó de que
en esa novela “el gran ausente es el vallenato". Es una esencia que resume
así el periodista cultural y caricaturista Edgardo Mendoza: “nosotros (los
vallenatos), más que lectores, somos oyentes, porque esta es una región de
oralidad".
Uno de esos lectores-oyentes es William de Ávila, un periodista y poeta que al final de un conversatorio sobre periodismo cultural al que la Felva invitó a Gaceta se acercó para decirnos que recibió su ejemplar con un cariño especial porque en al pasado fue un lector juicioso de la revista en los 80.
La conoció en una
biblioteca. Quizás fue la de la Casa de la Cultura, dice, pero sea donde haya
sido recuerda bien que se volvió un lector asiduo de la colección que encontró
en la hemeroteca. Cómo no, si tenía un programa cultural en Radio Guatapurí y
antes había sido vendedor de libros.
“Eran unas revistas muy
variadas", dice. “Recuerdo mucho los artículos de literatura, que siempre
me han gustado; los de crítica literaria, las fotografías. Eran textos escritos
por especialistas, por gente metida en el arte. Había ilustraciones hechas por
artistas colombianos; recuerdo de Álvaro Barrios, de Alejandro Obregón;
fotografías de Leo Matiz, de Nereo López. Uno ahí también se enteraba mucho de
cine colombiano y extranjero"
Gaceta vivió su primera etapa entre 1976 y 1984 y la segunda entre 1989 y 2001. Todos los números que leía William eran prestados, pero él quería que fueran suyos, así que algún día de 1990, con 27 años, le escribió una carta a Colcultura (antiguo Ministerio de Cultura) pidiendo que le enviaran revistas a él. “Ese año yo me inscribí en un seminario taller de promoción de lectura que dictaba alguien de Colcultura.
Yo esperaba que las
revistas me llegaran por correo antes de que comenzara el seminario. Llegó el
día y nada. Pero, sorpresa mía, cuando empezábamos el evento, uno de los que
iba a dirigirlo preguntó: '¿quién conoce a William De Ávila Rodríguez'. ¡Ese
era yo!, así que levanté la mano y me dijo: 'Mire, yo le traigo un paquete de
revistas que mandaron para usted'. Eran como diez, y cinco o seis libros de la
Biblioteca Básica de Cultura. ¡Fue una gran sorpresa!".
Las atesora desde
entonces. Por estos días las guarda en cajas porque anda “reconstruyendo"
su biblioteca, pero ahora que el Ministerio de las Culturas, las Artes y los
Saberes le dio vida a Gaceta por tercera vez, nos dijo que quiere volver sobre
las lecturas de aquellas revistas.
William es la muestra
del viejo lector de Gaceta que se apresta a una nueva etapa, pero en Valledupar
encontramos, sobre todo, nuevos lectores como Yamil Álvarez, un escritor
veinteañero que conectó con la revista cuando le dijimos de qué iba este primer
número. “¿Sobre la selva? ¡Claro que la quiero! ¡Cómo me gusta la
naturaleza!". De inmediato se sentó a ojearla, y más tarde lo vimos por
una calle del centro histórico en bicicleta, con Gaceta debajo del brazo.
O el acordeonero y
creador de contenido sobre vallenato en redes sociales Víctor José Navarro, que
participó con nosotros en el conversatorio sobre periodismo cultural y se llevó
una revista que agradeció, no sin antes dar otra muestra de la esencia musical
de la Felva y de Valledupar y sacar el acordeón para cantar a modo de
advertencia que “si no se canta se olvida":
Las tradiciones orales
Las tradiciones orales
han sido como escritura
música, literatura
de cantos originales.
Su belleza incomparable
hoy por hoy
comprometida
merece ser protegida
pa' nuevas generaciones
defendiendo a sus
creadores
si no se canta se
olvida.
Posdata: Volvimos de
Valledupar y ahora preparamos el lanzamiento del segundo número de Gaceta,
dedicado a la televisión, a propósito de los 70 años de la televisión en
Colombia. Será este miércoles 19 junio a las 6:00 de la tarde en el auditorio
Germán Arciniegas de la Biblioteca Nacional, en un conversatorio llamado “Un
mundo portátil: la televisión del siglo XXI". Participarán Sandro Romero
Rey, realizador y escritor; Silvia María Hoyos, periodista y documentalista;
Diana Díaz, directora de Audiovisuales de Min culturas; y Santiago Rivas,
periodista cultural. La entrada es libre y habrá revistas para todos los
asistentes.
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