Los
sentimientos.
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¿SERÁ CIERTO?
__Cuentan que hace
muchísimos años se reunieron algunos sentimientos y algunas cualidades del ser
humano.
Cuando el Aburrimiento bostezaba por tercera vez,
la Locura propuso: "-¡Vamos a
jugar a las escondidas!", La Intriga se levantó extrañada y la Curiosidad, sin poder contenerse
preguntó: "-¿A las escondidas?, ¿Y eso cómo es?".
"Es un juego en
donde yo me tapo la cara y comienzo a contar desde el uno al cien, mientras
ustedes se esconden.
Cuando termine de
contar los buscaré hasta que los encuentre", explicó la Locura.
El Entusiasmo bailó contento y la Alegría
dio tantos saltos que terminó de convencer a la Duda e incluso a la
Indiferencia, a la que nunca le interesaba nada.
FOTO:
Cientifiko
Pero no todos quisieron
participar.
La
Verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué, si siempre la
encontraban?
La
Soberbia pensó que era un juego muy tonto, pero lo que
realmente le molestaba era que la idea no había salido de ella.
Y la Cobardía prefirió no arriesgarse.
La
Locura rápidamente comenzó a contar.
La primera en
esconderse fue la Pereza, que como
siempre se dejó caer en la primera piedra que encontró.
La
Envidia se fue detrás del Triunfo, quién con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa
del árbol más alto.
La
Generosidad casi no alcanzaba a esconderse, pues
cada sitio le parecía maravilloso para alguno de sus amigos y se los cedía. Por
fin, después de pensar primero en todos, terminó ocultándose en un rayito de
sol.
El
Egoísmo en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el
principio, solo para él.
La
Mentira se escondió detrás de un arcoiris y la Pasión y el Deseo entre unos volcanes.
Cuando la Locura ya casi terminaba de contar, el Amor aún no había encontrado un
sitio para esconderse, pues todo ya estaba ocupado.
Hasta que al fin vio un
rosal y decidió esconderse entre sus flores.
-"¡Cien!", dijo la Locura y comenzó
a buscar...
La primera en aparecer
fue la Pereza, que estaba solo a
tres pasos.
A la Pasión y al Deseo los
sintió en el vibrar de los volcanes.
En un descuido encontró
a la Envidia y claro, también al Triunfo.
Al
Egoísmo no tuvo que ni buscarlo, pues él solito salió de su
escondite, que resultó ser un nido de avispas.
La
Locura, de tanto caminar, sintió sed y al acercarse al
lago, descubrió a la Belleza.
Encontrar a la Duda fue mucho más fácil, ya que la
halló sentada aún sin poder decidir a dónde se iba a esconder.
Así fue encontrando a todos. Pero solo el Amor no aparecía por ningún lado.
Entonces, buscó detrás
de cada árbol, bajo cada arroyo de la tierra, en las cimas de las montañas y
cuando estaba por darse por vencida, vio el rosal. Tomó una pequeña vara y
comenzó a mover fuertemente las ramas.
De pronto, escuchó un
doloroso grito, porque las espinas habían herido los ojos del Amor.
La Locura no sabía qué
hacer para disculparse, así que lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta
prometió acompañarlo para siempre.
Desde entonces, se dice
que el Amor es ciego y va guiado siempre por la Locura.
Tomado de la red…
Papel y lápiz.
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