Desde
niños, siempre hemos escuchado, que esa persona o aquel hombre o mujer
pertenecen, a una buena familia (por lo que siempre nos imaginábamos, que
tenían buenos sentimientos, hacían buenas obras, eran bondadosos y se portaban
bien con sus vecinos). Luego cuando crecemos, perdemos esa inocencia y tenemos
uso de razón, nos damos cuenta que a quienes se referían, nuestros abuelos,
padres y vecinos, eran quienes tenían una buena posición económica y miembros
de las familias más pudientes y conocidas del barrio o de la ciudad, o aquellos
que desempeñaban los altos cargos públicos y políticos.
Si
tu familia, no tenía dinero, tampoco ocupaba un alto cargo político, ni
público, además de ello, no pudieron culminar una carrera profesional, no eras
de una buena familia. Eso nos enseñaron y nos hicieron creer, lo más triste y
lamentable, es que muchas personas pensaban que era verdad, olvidando que solo
era un decir, una costumbre adquirida en nuestra crianza y en nuestro
vocabulario.
Al
trasladarnos al ámbito, educativo, social, deportivo y cultural, nos damos
cuenta que eso sigue prevaleciendo, puesto que se cometen muchas injusticias y
falta de equidad, al momento de reconocer y de exaltar y darle la importancia y el
trato que se merecen muchas personas, que han trabajo y luchado, gran parte de
su vida, en una de estas actividades. Y por no pertenecer a familias adineradas,
quedan en el ostracismo y no son tenidas en cuenta.
Por
el contrario, aquellos que ocuparon un
cargo público y pertenecen a familias reconocidas y adineradas de la región,
inmediatamente después de culminar su período, haya sido bueno o no su
desempeño, son premiados con reconocimientos,
bien sean bustos y placas, recordando su labor, así como algunos
colegios, carreteras, avenidas y otras instituciones llevan sus nombres. No
vamos a decirlos, ni sus apellidos tampoco, para no herir susceptibilidades,
pero todos sabemos quiénes son esas familias.
O
acaso una persona de estrato humilde, bien sea un deportista, un artesano,
un pintor, un escultor, un líder social, un representante cultural, o un
cantante y músico, entre otros.Sin dinero y sin abolengo, no merecen ser
reconocidos y tenidos en cuenta, al momento de inaugurar un de esas
instituciones, para que su nombre perdure y quede en el recuerdo, de los
habitantes de su ciudad?
Es
hora pues, de que las instituciones públicas o privadas de nuestra región se
pongan la mano en el corazón y le hagan un merecido reconocimiento, a tanto
personaje de nuestra ciudad, cuantas personas conoce usted, que se merecen ese homenaje?,
pero en vida, porque después de muerto ya para qué.
Por Iván
Fernando Márquez Gómez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario