Libre pensador.

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No soy un hombre, soy un campo de batalla.

viernes, 21 de marzo de 2025

 

En Colombia, esto es normal...!

 








Es normal, que en una nación, como Colombia o cualquier otra de América Latina o del Caribe, existan ricos y pobres, buenos y malos, justos e injustos, nobles y crueles, parciales e imparciales, puesto que  todas esas cualidades y defectos hacen parte de la condición humana, estás vienen intrínseca en cada ser, especialmente en este mundo tan convulsionado y competitivo de la actualidad.

 

Es normal que existan personas laboriosas o trabajadoras, otras por el contario les encanta vivir de holgazanes o sin hacer absolutamente nada, esperando que los demás trabajen por ellos o buscando la ocasión para aprovecharse de algunos incautos, bien sea abusando de su buen corazón o de su buena fe y bondad, pero lo que es peor, apropiándose de lo ajeno es decir robando, muchos dicen, a mí, póngame donde hay que el resto lo resuelvo yo.

 

Esto en Colombia, aunque parezca una contradicción, es completamente normal, lo que no debería ser así, que estas personas acostumbradas a aprovecharse de los demás, los que ostentan o desempeñan un cargo público y político, es decir los politiqueros, lo sigan haciendo por años, por décadas o por centurias, de generación en generación, ellos continúan  prometiendo lo que nunca han cumplido ni lo van a cumplir.

 

Es normal, muy triste y preocupante, y en algunas ocasiones hasta natural, que las personas, humildes, pobres y explotadas por estos demagogos y promeseros de este país, salgan a escuchar las mismas palabras y falsedades de siempre, esas que los políticos de turno a lo largo y ancho de la nación siguen diciendo, en épocas electorales como si fuera la primera vez y luego los incautos o manipulados salgan a votar por los mismos corruptos y falsos de siempre, esperando de ellos, algo que nuca llegará.

 

Es normal, que estas promesas las hagan las mismas familias o clanes de todos los departamentos de Colombia, esas familias, oligarcas y elitistas, que de generación en generación, han vivido del erario nacional.

 

Esas familias que en algunos sectores de la Costa Atlántica y de Colombia, ya van por la tercera generación y en otras partes sobrepasa la cuarta y hasta la quinta descendencia, las que están acostumbradas a escuchar y ver sus apellidos y los de sus familiares o parientes, en las listas de los aspirantes a un cargo político, esas que saben que la política es un negocio muy rentable.

 

Es normal y muy común en Colombia, que el Gobernador de un departamento, esté condenado por asesinato, narcotráfico y corrupción, pero  a pesar de eso que cantantes famosos del folclor vallenato, le hagan homenaje en la cárcel, para su cumpleaños y hasta le dediquen canciones.

 

Como es muy normal en este país, que el gobernador de un departamento, tenga un caso abierto por corrupción, en su primer mandato, pero eso no le impidió aspirar a ese cargo nuevamente, para finalmente declararlo culpable y mandarlo para su casa como castigo y que su progenitora siguiera mandando como es costumbre.

 

Como también es normal, que en ese mismo departamento el anterior alcalde, se declarara cristiano evangélico, pero terminara inmiscuido en casos de corrupción por los malos manejos en su administración y hoy esté gozando de vacaciones en su hogar como condena, pero de justicia y condena de verdad, nada de nada, así como sucedió con lo del gobernador.     

 

Es normal y muy triste, ver y escuchar, sorna, burla y hasta desprecio de las mismas personas, humildes y explotadas, así como de la sociedad en general, quienes ven con recelo, cuando una persona humilde, sin dinero, sin apellidos ilustres o rimbombantes, aspira a un cargo de esos.

 

Muchos se ríen y hasta dicen, veeee y quién va a votar por ese limpiazo…! O expresan carajoooo y ese pobre diablo, quién seraaaá, qué se creeraaaá…! para después soltar una carcajada, olvidando que al hacer esto, se están despreciando y humillando ellos mismos, si no tienen dinero y poder.



 



También es normal, que estas mismas personas, pobres, humildes y explotadas, se vivan quejando de la dura situación económica que atraviesan, sin una buena educación, salud y trabajo, para sus familiares y para ellos, olvidando que la solución la tienen en sus manos, si cada vez que hay elecciones, siguen eligiendo a los mismos de siempre, que jamás han hecho nada distinto que robar y vivir de los impuestos del pueblo.

 

Es normal, que en todos los delitos de la nación, robos, despilfarros, narcotráfico y negocios turbios de Colombia, como: (Reficar, cartel de la toga, la ruta del sol, Odebreth, los 70.000 mil millones de las TIC entre otros) estén inmersos los políticos y las mismas familias de siempre, esas que gobiernan y hasta tienen el descaro y el tupé, de aconsejar y decir, por los medios de comunicación que ellos son honrados y trabajadores.

 

Es normal, que los implicados, en todos esos delitos, digan que ellos son inocentes, así existan pruebas en su contra y que todo se debe a los ataques de sus enemigos políticos, aun cuando todos los que gobiernan y ostentan el poder en Colombia, sean de su mismo partido, es decir iguales a ellos peor aún, si los jueces y fiscales que los van a enjuiciar están de su lado, jamás habrá justicia.

 

Es completamente normal que la gran mayoría de estos politiqueros de turno, tengan su mansión, como castigo, perdón…  la casa por cárcel, a pesar de haber robado millones de pesos, dinero que era para la alimentación de los niños en las escuelas, (PAE) o recursos para la Internet en la educación rural. (MINTIC), así mismo es muy normal que se pierdan cifras elevadas de dinero destinadas para la salud (EPS).

 

Es normal, que muchos políticos de Colombia, así como algunos de sus familiares, tengan cuentas pendientes con las autoridades, por narcotráfico y paramilitarismo, pero a pesar de esto, son escuchados por los medios de comunicación, que están a su servicio, acusando a sus rivales políticos, así como a mandatarios de otras naciones, de terroristas y narcotraficantes.    

 

Es normal en Colombia, que una persona trabajadora, un campesino, un pescador, un artesano o un comerciante, sea detenida y encarcelada por las autoridades de turno, como un peligrosísimo delincuente.

 

 Solo por llevar consigo su mercancía o el esfuerzo de su trabajo (queso, leche, panela, manualidades) aduciendo estos, que no tienen permiso para transitar con ello, mientras los políticos colombianos gozan de inmunidad y están descansando como reyes en sus mansiones, a pesar de comprobárseles delitos mayores y robarse millones.

 

Es normal que en las campañas electorales, los mismos politiqueros de siempre, las mismas familias hegemónicas, culpen a la izquierda, a la  guerrilla y a sus disidencias (FARC, ELN) de todas las calamidades del país, aunque todos sepan que estos nunca ha gobernado en Colombia y hasta se atreven a culpar al país vecino, Venezuela por la mala situación nacional.

 

Pero lo más triste y lamentable, es que es normal y muy doloroso, que millones de colombianos pobres, jóvenes sin trabajo, ancianos sin pensión, sigan creyendo todas esas mentiras y manipulaciones de los gobernantes y voten por los mismos aspirantes y sí proponen leyes para mejorar su calidad de vida, estos mismos pobres se oponen, solo porque quien pretende esas reformas o leyes, no es de sus afectos o es el candidato rival de quienes han votado toda su vida.

 

Lo único que cambian son los nombres, pero el resultado siempre es el mismo, familias adineradas, que ostentan los mejores puestos, sean públicos y privados y sus descendientes estudian en las mejores instituciones educativas, bien sean de Colombia o del exterior.

 

Ya es hora, pueblo colombiano, que esto no sea normal en el país, que  no se siga eligiendo cada cuatro años o cuando haya elecciones  a los mismos  verdugos y vividores de siempre, que no sea el mundo al revés, es decir escoger delincuentes para gobernar y cuidar del erario nacional, que exista justicia y equidad.

 

La solución a este gran dilema, está en manos del mismo pueblo colombiano, sea esta la oportunidad, en las próximas elecciones para el Congreso, no votar por los mismos delincuentes, esos que se oponen a leyes a favor del pueblo, disfrazados de honrados y para la presidencia, votar a conciencia, no por presión o por conveniencia, para que en Colombia, los corruptos y deshonestos no sean premiados y esto deje ser normal.

Por: Iván Fernando Márquez Gómez.

nabusimake3@gmail.com

Teléfono: 3013942339        

 

                  

          

 

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