En Colombia, esto es
normal...!
Es normal, que en una
nación, como Colombia o cualquier otra de América Latina o del Caribe, existan
ricos y pobres, buenos y malos, justos e injustos, nobles y crueles, parciales
e imparciales, puesto que todas esas
cualidades y defectos hacen parte de la condición humana, estás vienen
intrínseca en cada ser, especialmente en este mundo tan convulsionado y
competitivo de la actualidad.
Es normal que existan
personas laboriosas o trabajadoras, otras por el contario les encanta vivir de
holgazanes o sin hacer absolutamente nada, esperando que los demás trabajen por
ellos o buscando la ocasión para aprovecharse de algunos incautos, bien sea
abusando de su buen corazón o de su buena fe y bondad, pero lo que es peor,
apropiándose de lo ajeno es decir robando, muchos dicen, a mí, póngame donde
hay que el resto lo resuelvo yo.
Esto en Colombia,
aunque parezca una contradicción, es completamente normal, lo que no debería
ser así, que estas personas acostumbradas a aprovecharse de los demás, los que
ostentan o desempeñan un cargo público y político, es decir los politiqueros,
lo sigan haciendo por años, por décadas o por centurias, de generación en
generación, ellos continúan prometiendo
lo que nunca han cumplido ni lo van a cumplir.
Es normal, muy triste y
preocupante, y en algunas ocasiones hasta natural, que las personas, humildes,
pobres y explotadas por estos demagogos y promeseros de este país, salgan a
escuchar las mismas palabras y falsedades de siempre, esas que los políticos de
turno a lo largo y ancho de la nación siguen diciendo, en épocas electorales
como si fuera la primera vez y luego los incautos o manipulados salgan a votar
por los mismos corruptos y falsos de siempre, esperando de ellos, algo que nuca
llegará.
Es normal, que estas
promesas las hagan las mismas familias o clanes de todos los departamentos de
Colombia, esas familias, oligarcas y elitistas, que de generación en
generación, han vivido del erario nacional.
Esas familias que en
algunos sectores de la Costa Atlántica y de Colombia, ya van por la tercera
generación y en otras partes sobrepasa la cuarta y hasta la quinta
descendencia, las que están acostumbradas a escuchar y ver sus apellidos y los
de sus familiares o parientes, en las listas de los aspirantes a un cargo político,
esas que saben que la política es un negocio muy rentable.
Es normal y muy común
en Colombia, que el Gobernador de un departamento, esté condenado por
asesinato, narcotráfico y corrupción, pero
a pesar de eso que cantantes famosos del folclor vallenato, le hagan
homenaje en la cárcel, para su cumpleaños y hasta le dediquen canciones.
Como es muy normal en
este país, que el gobernador de un departamento, tenga un caso abierto por
corrupción, en su primer mandato, pero eso no le impidió aspirar a ese cargo
nuevamente, para finalmente declararlo culpable y mandarlo para su casa como
castigo y que su progenitora siguiera mandando como es costumbre.
Como también es normal,
que en ese mismo departamento el anterior alcalde, se declarara cristiano evangélico,
pero terminara inmiscuido en casos de corrupción por los malos manejos en su
administración y hoy esté gozando de vacaciones en su hogar como condena, pero
de justicia y condena de verdad, nada de nada, así como sucedió con lo del
gobernador.
Es normal y muy triste,
ver y escuchar, sorna, burla y hasta desprecio de las mismas personas, humildes
y explotadas, así como de la sociedad en general, quienes ven con recelo,
cuando una persona humilde, sin dinero, sin apellidos ilustres o rimbombantes,
aspira a un cargo de esos.
Muchos se ríen y hasta
dicen, veeee y quién va a votar por ese limpiazo…! O expresan carajoooo y ese
pobre diablo, quién seraaaá, qué se creeraaaá…! para después soltar una
carcajada, olvidando que al hacer esto, se están despreciando y humillando
ellos mismos, si no tienen dinero y poder.
También
es normal, que estas mismas personas, pobres, humildes y explotadas, se vivan quejando de la dura situación
económica que atraviesan, sin una buena educación, salud y trabajo, para sus
familiares y para ellos, olvidando que la solución la tienen en sus manos, si
cada vez que hay elecciones, siguen eligiendo a los mismos de siempre, que
jamás han hecho nada distinto que robar y vivir de los impuestos del pueblo.
Es normal, que en todos
los delitos de la nación, robos, despilfarros, narcotráfico y negocios turbios
de Colombia, como: (Reficar, cartel de la toga, la ruta del sol, Odebreth, los 70.000 mil millones de las
TIC entre otros) estén inmersos los políticos y las mismas familias de siempre,
esas que gobiernan y hasta tienen el descaro y el tupé, de aconsejar y decir,
por los medios de comunicación que ellos son honrados y trabajadores.
Es normal, que los
implicados, en todos esos delitos, digan que ellos son inocentes, así existan
pruebas en su contra y que todo se debe a los ataques de sus enemigos
políticos, aun cuando todos los que gobiernan y ostentan el poder en Colombia,
sean de su mismo partido, es decir iguales a ellos peor aún, si los jueces y
fiscales que los van a enjuiciar están de su lado, jamás habrá justicia.
Es completamente normal
que la gran mayoría de estos politiqueros de turno, tengan su mansión, como
castigo, perdón… la casa por cárcel, a
pesar de haber robado millones de pesos, dinero que era para la alimentación de
los niños en las escuelas, (PAE) o recursos para la Internet en la educación
rural. (MINTIC), así mismo es muy normal que se pierdan cifras elevadas de
dinero destinadas para la salud (EPS).
Es normal, que muchos
políticos de Colombia, así como algunos de sus familiares, tengan cuentas
pendientes con las autoridades, por narcotráfico y paramilitarismo, pero a
pesar de esto, son escuchados por los medios de comunicación, que están a su
servicio, acusando a sus rivales políticos, así como a mandatarios de otras
naciones, de terroristas y narcotraficantes.
Es normal en Colombia,
que una persona trabajadora, un campesino, un pescador, un artesano o un
comerciante, sea detenida y encarcelada por las autoridades de turno, como un
peligrosísimo delincuente.
Solo por llevar consigo su mercancía o el
esfuerzo de su trabajo (queso, leche, panela, manualidades) aduciendo estos,
que no tienen permiso para transitar con ello, mientras los políticos
colombianos gozan de inmunidad y están descansando como reyes en sus mansiones,
a pesar de comprobárseles delitos mayores y robarse millones.
Es normal que en las
campañas electorales, los mismos politiqueros de siempre, las mismas familias
hegemónicas, culpen a la izquierda, a la
guerrilla y a sus disidencias (FARC, ELN) de todas las calamidades del
país, aunque todos sepan que estos nunca ha gobernado en Colombia y hasta se
atreven a culpar al país vecino, Venezuela por la mala situación nacional.
Pero lo más triste y
lamentable, es que es normal y muy doloroso, que millones de colombianos
pobres, jóvenes sin trabajo, ancianos sin pensión, sigan creyendo todas esas
mentiras y manipulaciones de los gobernantes y voten por los mismos aspirantes
y sí proponen leyes para mejorar su calidad de vida, estos mismos pobres se
oponen, solo porque quien pretende esas reformas o leyes, no es de sus afectos
o es el candidato rival de quienes han votado toda su vida.
Lo único que cambian
son los nombres, pero el resultado siempre es el mismo, familias adineradas,
que ostentan los mejores puestos, sean públicos y privados y sus descendientes
estudian en las mejores instituciones educativas, bien sean de Colombia o del
exterior.
Ya es hora, pueblo
colombiano, que esto no sea normal en el país, que no se siga eligiendo cada cuatro años o
cuando haya elecciones a los mismos verdugos y vividores de siempre, que no sea
el mundo al revés, es decir escoger delincuentes para gobernar y cuidar del
erario nacional, que exista justicia y equidad.
La solución a este gran
dilema, está en manos del mismo pueblo colombiano, sea esta la oportunidad, en
las próximas elecciones para el Congreso, no votar por los mismos delincuentes,
esos que se oponen a leyes a favor del pueblo, disfrazados de honrados y para
la presidencia, votar a conciencia, no por presión o por conveniencia, para que
en Colombia, los corruptos y deshonestos no sean premiados y esto deje ser
normal.
Por:
Iván Fernando Márquez Gómez.
Teléfono:
3013942339
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