Libre pensador.

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No soy un hombre, soy un campo de batalla.

jueves, 10 de julio de 2025

 


La bonanza marimbera y algodonera en Colombia

Para las personas que vivieron esa época de los años 70 y aquellos más jóvenes, que no la vivieron pero que les gusta investigar y leer o escucharon esas historias, sabrán que el dinero en ese tiempo fluía, gracias a la bonanza marimbera y algodonera y a toda clase de contrabando, especialmente desde la Guajira hasta Venezuela y viceversa, eran muchos los personajes, del Cesar, La Guajira y el Magdalena y toda la costa colombiana, con nombres o remoquetes sonoros dedicados a ese negocio.

Toda la Sierra Nevada de Santa Marta, desde el descubrimiento de Cuidad Perdida por parte del Instituto Colombiano de Antropología en 1976, la que abarca los tres departamentos caribeños, La Guajira, el Cesar y Magdalena fue llenada de esta planta que es medicinal, pero que la utilizan como estimulante, “!!La mejor marihuana del mundo como la llamaban los gringos”¡¡.

Los campesinos dejaron de sembrar los alimentos de pan coger para dedicarse al cultivo de la marihuana puesto que era más rentable, les producía mejores dividendos económicos, un quintal de marihuana valía $110.000, uno de café no llegaba a los $50.000, y el de fríjol rondaba los $20.000 para esos tiempos, la diferencia era abismal.

Entre estos personajes se pueden citar a: Luki Cotes, Santa López Sierra, Samuel Alarcón, al que le decían “El Pluma Blanca”, El Gavilán Mayor, (a este personaje le hicieron una canción famosa y muy popular).

Felipe el Hash, todos ellos nombrados en las canciones vallenatas, por los grandes de este folclor, como Jorge Oñate, Diomedes Díaz, El Binomio de Oro, Los Betos del vallenato, Poncho Zuleta, entre otros.

Personajes que se nombraban en las tertulias diarias de la costa Caribe colombiana, estos que llegaban al extremo de dejar un carro abandonado en plena vía, por un percance mecánico para compararse otro nuevo y de la mejor marca.

En esta bonanza marimbera, surgieron nuevos ricos quienes comenzaron a lucir cadenas, anillos y pulseras de oro, a usar guardaespaldas y a cerrar prostíbulos para enfiestarse con las meretrices. Por todo esto muchos habitantes de esta región los jóvenes no querían estudiar y los mayores deseaban ser uno de esos grandes marimberos. 

Era el chiste y la conversación de moda en la costa Caribe colombiana. !!!Yo quiero ser un famoso marimbero no uno de esos vicios marihuaneros, soltando todos una fuerte carcajada¡¡¡  

Regalaban cirugías plásticas y patrocinaban a las candidatas, en fiestas patronales, para los carnavales de los diversos pueblos de La Guajira y el Cesar y en el reinado nacional de la belleza en Cartagena.

Estos marimberos de la época, eran la noticia de todos los medios de comunicación en Colombia y países vecinos, así como de artistas, políticos, trabajadores de cualquier índole, amas de casa, por supuesto de escritores y cronistas nacionales, ya que se hicieron películas, documentales y se escribieron libros como La mala hierba, del conocido periodista Juan Gossaín y Leopardo al Sol, de Laura Restrepo.

 

LSe escribió y se habló mucho sobre esas aventuras y los nexos con los políticos del momento, en donde invertían millones de dinero, sumas exageradas para las campañas de los aspirantes a los cargos políticos, buscando favores con las autoridades, que les limpiaran su hoja de vida,

Gastaban elevadas sumas de dinero en uno de su pasatiempo favorito, las apuestas en las riñas de gallos, lo que arruinó a muchos de ellos, debido a que era una cuestión de honor ser el mejor, era tanta la pasión, que viajaban para Aruba,  Miami, Cuba y España, con el propósito de conseguir el mejor exponente, muchos afirmaban que llegaron al extremo de cruzar los gallos con gavilanes, para obtener el verdadero campeón o un gallo invencible en estas riñas.

Pagaban matrículas universitarias, a los familiares o más allegados, compraban obras culturales de artistas nacionales, así no supieran nada de eso, solo para competir y mostrarlas a sus amigos, tenían lujosos apartamentos, en Riohacha, Santa Marta Cartagena y Miami, en donde iban a pasar vacaciones y también realizaban sus famosas reuniones y parrandas.

Contaban con modernas avionetas para llevar a sus mujeres o amantes a las playas del Caribe en vacaciones, así como a las mejores boutiques del país, tenían carros lujosos, como Mercedes Benz y camionetas de último modelo, prendían los cigarrillos con los billetes de baja denominación y adornaban los arbolitos de navidad con esos mismos billetes.

Un velorio se convertía en los mejores pasarelas y desfiles de moda, para las compañeras de los capos marimberos, en donde ellas mostraban y casi que desfilaban con lujosos y vistosos vestidos, zapatos y carteras de las mejores marcas y más costosas, así como cadenas y otras joyas, conseguidas con los grandes negocios del cultivo y el contrabando de la Marihuana.

Las parrandas vallenatas, se sabía cuándo empezaban, pero no cuando terminaban, la ley, era al estilo del viejo oeste, para el más fuerte, la ausencia de autoridad les daba pie para ostentar muchas armas, esto era como una prenda más de vestir. 

Los asistentes a las fiestas, todos armados, se bebían varias cajas de Wiski y comían  abundante comida, como asados, picadas, friche, sopas a media noche y tortuga o cualquier animal de monte por la mañana.


Luki Cotes y Poncho Zuleta en una parranda 


Si se emborrachaban dormían en chinchorros colgados ahí mismos, o si no se iban a sus casas, dormían y regresaban para continuar la parranda al día siguiente, estas incluían mariachis muy de modas en esos años.

Las fiestas eran pagadas a los artistas no solo con dinero, sino con vehículos, electrodomésticos y hasta ganado, estos se lo retribuían a los cantantes y compositores con nombrarlos en las canciones vallenatas.

Muchos cancelaban millones para que los mencionaran con mayor frecuencia y a veces pagaban con comida y ron.

Los músicos de antes disfrutaron de esa bonanza también, ya que algunos eran muy mal pagos en esos años, Por ello se veían obligados a combinar su profesión con otros trabajos, como carpinteros, jornaleros en las distintas fincas de la zona, ayudantes de albañilería y hasta mensajeros.

Fue la historia de grandes marimberos que más tarde, terminaron algunos muertos y otros tras las rejas. Este contrabando de la marihuana, llegó a generarle al país ingresos anuales por 2.200 millones de Dólares, superiores a los negocios del café y de otros cultivos para esos años.

Era tanto el dinero que se ganaba, que se narran muchas aventuras y excentricidades de estos personajes, como era la de pesar el dinero, en vez de contarlo.

“No era una exageración los coros o el estribillo de la canción que le dedicaron al Gavilán Mayor cantada por Diomedes Díaz, la que dice:  



¡…Yoooo soy el Gavilaaaaán Mayor y en el espacio sooooy el rey, interpretada por el gran Diomedes Díaz..!

El Gavilán Mayor capo marimbero, reinó en la Guajira durante más de una década, en pleno apogeo de la bonanza marimbera.

Era muy común, ver a los indígenas, con una metralleta al hombro, deambulando por las calles de Riohacha, Valledupar o Maicao y en otras ciudades de la costa atlántica a bordo de enormes camionetas Rangers.

Imponiendo miedo y respeto con una el M 60 y el punto 50, las que servían para cuidar la marihuana. Fuente https: //www.el tiempo.com/archivo/documento, a todos ellos los conocían como los “culo puyuos”, debido a la forma graciosa como les sobresalía por la parte trasera del pantalón, la cacha de las armas.

El negocio de la marihuana reemplazó al del algodón, fue así, como las autoridades descubrirían la plantación de marihuana más grande del mundo, en pleno corazón de la Guajira.

Su extensión: ¡40 mil hectáreas! fue tanto su apogeo, que muchos agricultores dejaron de sembrar algodón, una tradición en el Cesar y la capital blanca Codazzi (Cesar) y en otras regiones de la nación, para dedicarse de lleno a la siembra de marihuana que producía mejores dividendos.

El algodón tuvo su auge y temporada fructífera, generando muchos dividendos económicos a sus productores, así como trabajo o mano de obra para la región, el Caribe colombiano producía el 75% de algodón del país.

Tristemente, dejamos de ver, cuando éramos niños esas bellas y enormes filas de camiones cargados con sacos de algodón, allá por el antiguo Idema y otros sectores de la capital del Cesar, también los niños y muchachos de entonces, hacían carros para jugar, muy parecidos a esos camiones algodoneros.

El auge del cultivo de algodón decreció, por las circunstancias, anteriormente citadas y fue entre los años 1977 y 1979, cuando se inició su crisis que finalmente acabaría con esta tradición y negocio, para finalmente, acabar con la fiebre blanca, como se le conoció también a comienzos de los años 1900.

Para esos tiempos, se empezó la apertura económica, iniciada con el expresidente César Gaviria y la implementación del modelo de globalización, hoy el 80% de su cultivo de algodón es de origen transgénico, el mismo que ha causado varios cuestionamientos por los expertos y conocedores del tema, ya que trae graves riesgos para la salud y para el medio ambiente.

Irónica y contradictoriamente, después de que se acabó la bonanza algodonera en Valledupar se construyó una empresa textilera para la producción de telas llamada “Federaltex”, lo que fue un total fracaso por carecer de la materia prima principal el algodón.  

El declive del negocio marimbero, comenzó cuando los traficantes trataron de engañar a los gringos, lo que provocó la caída de la bonanza "marimbera" los delincuentes desesperados ante las altas exigencias del mercado norteamericano.

Los grandes pedidos (más de 20 millones de fumadores habituales que existían en USA para esa época) y los cultivadores solo con dos cosechas al año, no daban para cubrir la exigente demanda, por lo que decidieron una errada práctica, mezclarle ajonjolí, matarratón y hasta cilantro a los bultos de marihuana, creyéndose más vivos que los yanquis, para así poder engañarlos y sacarle al producto una mejor rentabilidad.

Los gringos les pagaron con la misma moneda, le cancelaban con dólares falsos, esto provocó un terrible enfrentamiento, entre vendedores y compradores, en donde aparecían muertos por todas partes, gringos incinerados dentro de las mismas avionetas para transportar la droga, hasta meterlos vivos en hornos crematorios.

Los pilotos que se arriesgaban a viajar hasta Colombia eran veteranos de la guerra de Vietnam. También hubo guerra entre algunas familias, para mantener la hegemonía del negocio de la marihuana; por estos conflictos el declive y la poca producción, los gringos se dedicaron a sembrar su propia marihuana, con mejor tecnología, por lo que el negocio cayó por completo, duró menos de una década, inclusive los gringos la producían igual o superior en calidad, a la que se cultivaba en Colombia.

La Bonanza Marimbera fue corta, si se compara con la del narcotráfico y el de la cocaína actualmente, el gobierno de López Michelsen nacionalizó los capitales de este negocio, por medio de algo conocido como “la ventanilla siniestra” del Banco de la República, lo que permitía cambiar dólares por pesos, sin tener en cuenta la procedencia.

La gran mayoría de los marimberos de esos años fueron encarcelados por sus actos desmedidos, siendo extraditados a los Estados Unidos, como el famoso Hombre Marlboro quien fue dejado en libertad hace varios años después de pagar una condena en los Estados Unidos por narcotraficante, algunos perdieron la vida en sus aventuras y exageraciones o enfrentamientos con sus enemigos o con las autoridades.

Con esta práctica el gobierno institucionalizó el lavado de dólares, producto de la exportación de la marihuana, así como también del contrabando, inclusive de la cocaína.

Con la complacencia del estado, una parte de la élite colombiana, (instituciones financieras, industriales, terratenientes, constructores, empresarios entre otros) veían con buenos ojos estos negocios, ya que permitía el crecimiento de sus capitales, debido a que ayudaba a lavar sus fortunas, invirtiendo en negocios lícitos o ilícitos.

Por: Iván Fernando Márquez Gómez

nabusimake3@gmail.com

Teléfono. 3013942339  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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